Sunday, June 12, 2011

'X-MEN: Primera Generación', La Crítica!

"Arrollador (re)inicio para la saga"

No voy a retomar el viejo hílo de “lo mucho que odiamos a X-Men: The Last Stand”, ni a perder palabras con la decepcionante X-Men Origins: Wolverine, que por cierto, debido a un error técnico y de poco juicio, se encuentra en nuestra lista de Las 10 Mejores Películas de Superhéroes de la Década (2000-2009); eso pronto cambiará. Me centraré, más bien, en las dos primeras películas, X-Men y X2: United, ambas dirigidas por Bryan Singer, productor de X-Men: First Class. Conocemos el gran valor que la primera película basada en los mutantes de Marvel significó para el género cinematográfico de superhéroes, sobre todo porque ayudó a la realización de más películas basadas en héroes del cómic, Spider-Man, Hulk, Daredevil, Fantastic 4, etc. Resaltamos aun más la genialidad, la correcta y precisa dirección que consiguió la secuela, X2, catapultando a la franquicia como una de las más importantes para el género. The Last Stand fue un bajón tremendo, y Origins Wolverine no hacía más imitar el anterior espectáculo, dejando pocos momentos para recordar.

¿Cómo superar las dos últimas películas? Corrección: ¿Cómo reivindicar la franquicia, tan maltratada en los últimos años? Con un buen borrón y un inicio. Un inicio que no precisamente sería un “reboot”, sino, más bien, una combinación entre precuela y reinicio. Primero, se necesitaba volver a los orígenes, pero a los orígenes que hicieron grandes a las dos primeras cintas; Bryan Singer era el indicado, pero al dimitir el sillón de director en el último momento, el puesto quedaría al aire. ¿Quién más? Se había estrenado Kick-Ass a comienzos de 2010, y un, no tan conocido director, Matthew Vaughn, se alzaría como la respuesta a la pregunta. Todos sabemos el impacto y lo muy bien recibida que fue Kick-Ass; Matthew era el indicado.

Para quienes no saben, el nombre de Vaughn ya se involucraba con la franquicia mutante desde la planificación de The Last Stand, él estaba en la lista corta para dirigir, pero renunció al cargo cuando se percató que la película, lo que le proponían, lo que le encargaba la Fox, no iba con sus intereses, y no dejaba de ser eso: una historia insulsa y con poco carga “especial”. Por más que él se involucrara, no conseguiría mucho. Dos películas después, el puesto de First Class estaba libre; Bryan Singer llegaba con una historia fresca, llena de carga emocional y que trazaba una nueva perspectiva de los orígenes de los icónicos Hombre-X. Vaughn aceptó, pero puso sus términos. Esta vez el estudio le haría caso, Matthew traería su guionista, Jane Goldman, actores que eran sus amigos para los distintos papeles e impondría los trajes amarillos. Sí, fue idea de él.

Debemos reconocerlo, a veces Vaughn es brutalmente sincero, pero la mayoría de veces tiene razón. A First Class no le va muy bien en la taquilla, pero no es culpa de Vaughn, ni del cast, ni de los productores, tal vez de la Fox, por sus estúpidas decisiones y su lamentable criterio en cuanto a un futuro inmediato de secuelas, es culpa de las dos últimas películas que ésta, First Class, tenga tan mal desempeño entre un público que ya no quiere “caer” en el mismo juego nuevamente. ¿Por qué ver otra de X-Men si las demás no fueron lo que esperábamos? Para un público objetivo, que busca un buen entretenimiento cada fin de semana, The Last Stand y Origins Wolverine debió significar un gasto insulso de dinero. Desgraciadamente esa regadera de lamentaciones arrastra a First Class hoy. No está de más volver a repetirlo, Fans o Haters, público objetivo o informal, todos, denle una oportunidad a X-Men: First Class y no se arrepentirán. El mal sabor de boca de los dos últimas películas no se irá, pero la frescura de First Class tampoco.

Me resulta realmente grato que First Class retome elementos de la primera película y se interconecten, mostrándonos capítulos que se ajustan casi a la perfección de la continuidad establecida. La recreación de la escena en los campos de concentración en Polonia, está bien justificada, en este punto es necesario resaltar la aparición de Kevin Bacon, como un viejo Sebastián Shaw, que intenta liberar el potencial del pequeño Eric Lensherr. Siempre he creído que Bacon es un actor infravalorado, sin embargo su trabajo en First Class logra posicionarlo, después de Fassbernder y McAvoy, como el tercer elemento más resaltable en la cinta.

La escena en la que Shaw, hablada completamente en alemán, intenta que Eric mueva una moneda, adornada con la música de La Vie en Rose de Edith Piaf, me resulta, hasta cierto punto, intensa y conmovedora, lo mismo sucede con la escena del bar en Argentina. A esto sumándole los posteriores recuerdos de un Eric mayor, que intenta controlar sus emociones para así controlar su propio poder, ayuda a fortalecer la compleja relación de Lensherr con su pasado, con su vida actual y sus deseos de venganza. Algo a lo que él llama, el monstruo de Frankenstein. Entonces encontramos a Michael Fassbender, el Eric Lensherr adulto, para mí, el primer elemento y el núcleo por el cual gira la historia, inicia y acaba, el por qué de First Class. Tenga en cuenta que la idea original era hacer un X-Men Origins: Magneto, pero el estudio creyó más conveniente recrear la historia de la Primera Generación de héroes mutantes, algo que no le discuto. Fassbender no sólo se luce hablando alemán, francés, español y cambiando su acento irlandés a un americano más neutro para papel, también se impone con su presencia y una explosión inesperada de emociones, que van desde la lágrimas hasta las risas más sinceras.

Otro de los puntos por los cuales First Class se distingue de la trilogía original, es que se desliga de la faceta de los personajes previamente conocidos. Si el Profesor X era un hombre en silla de ruedas, prudente y lleno de sabiduría, aquí, interpretado por James McAvoy, es un joven que intenta ligar con cuanta mujer puede, tiene las piernas sanas y una hermosa cabellera. McAvoy constituye el segundo elemento del triángulo que logra cuajar First Class, aportando su labia rápida y convincente, su simpatía nata y su exposición de emociones que, junto a las de Fassbender, logra acrecentar el sentimiento de amistad y enemistad, de amor y odio, entre Eric y Charles Xavier. Junto a McAvoy tenemos a Jennifer Lawrence, Raven, la futura Mystique, quien también da un nuevo toque al personaje previamente conocido; aquí ella no es una sexy máquina asesina, sino, más bien, una joven preocupada mucho por su apariencia física y el temor de mostrarse al mundo en su forma azul natural y ser rechazada, sin embargo, la participación de Lawrence y de los otros X-Kids vendría a completar sólo la parte dinámica de lo que una película X-Men es, unidad.

Eso quiere decir que, aunque no todos se llevan una enorme tajada de pastel en escena, la distribución de momentos claves entre los jóvenes mutantes que descubren con temor sus poderes, da al clavo, ya que la trama principal no gira entre ellos, sino sobre Charles y Eric; ellos están para reforzar el sentimiento de qué es un equipo. Podemos elogiar la participación de Nicholas Hoult como un tímido, pero muy listo, Henry “Hank” McCoy, Beast; a Lucas Till como Alex Summer, Havok y a Caled Landry Jones como un divertido Sean Kassidy, Banshee. Uno de mis momentos favoritos es, sin duda, el entrenamiento en la mansión de Charles; el modo cómo las escenas trazan las perspectivas de los personajes, no es nueva, pero aquí es fructificada, y de manera acertada con la música de Henry Jackman.

Entre los personajes secundarios también encontramos a Zoe Kravitz, como Angel Salvadore, a la guapa January Jones como Emma Frost, personaje un tanto desaprovechado, pero que amenaza tener mayor participación en una hipotética secuela. En un plano más alejado tenemos a Jason Flemyng como Azazel, y a Alex Gonzáles, el mundo Riptide, como los seguidores de Shaw. Nada que resaltar por aquí.

Considero la escena de los misiles como El Momento de la película; norteamericanos y rusos descubren que los mutantes son un problema a largo plazo, entonces deciden bombar la isla donde todos ellos esperan su suerte. Salvo Eric, que ya preveía una final así, insta a sus compañeros a seguirlo, al no recibir ningún apoyo, no lo piensa más y regresa los misiles con intensión de destruir las embarcaciones de ataque. Los efectos generados por computadora están conseguidos, salvo por un par de tomas, por ejemplo, cuando el submarino de Shaw se estrella sobre las palmeras, después de eso, todo es creíble, excelente el trabajo de John Dykstra, supervisor de los efectos visuales. Alabamos también los efectos artesanales, mayormente los que se usaron para conseguir un efecto de vuelo en Banshee. Mencionar además la escena en la que Eric levanta el submarino de Shaw, acompañado de un emotivo acompañamiento musical.

No me olvido de la excelente partidura compuesta por Henry Jackman, que, debo decirlo, es superior a la compuesta para Thor. Ya habíamos escuchado a Jackman en Kick-Ass; tiene un estilo un tanto electrónico, ensalzador y épico. Es este lado épico del score el que, mezclado con el toque electrónico, otorga a First Class un ambiente musical tajante, que lo diferencia de la trilogía; música compuesta para ajustarse a la nueva representación de la franquicia. Resaltar el theme de Magneto, no me refiero al track 20, titulado “Magneto”, sino a la composición que acompaña al personaje Eric, y que se propaga en todo el score, adoptando diferentes matices a lo largo de la cinta, hasta el final, donde apreciamos una variación definitiva y enteramente electrónica. Por el lado musical también mencionamos la canción “Love Love” de Take That, que suena en los créditos finales.

El hecho que la película se situé en los años sesenta, tome hechos históricos reales y se apoye nuevamente en la defensa de los derechos civiles y la problemática de la aceptación social, es un factor fundamental al momento de redefinir la franquicia. Es algo que apoyo desde Iron Man, The Incredible Hulk, claros ejemplos de una globalización superheroica; es dejar el “encierro” de la ciudad de origen, y centrase en otras partes del globo, una iniciativa que enrumba al género por nuevos senderos. Considero que la película está divida en dos partes muy diferentes, la primera muestra una apego a las películas de James Bond, espionaje y persecución, la segunda comienza con la llegada de los jóvenes héroes a la mansión de Charles, de ahí en adelante, entraría otra porción de narración, más pequeña, pero importante de todas formas, el conflicto bélico, que desencadena en la gran secuencia de acción en Cuba. La película no es una película X-Men en sí, lo es pero de manera disimulada, casi oculta, centrada, como todos saben, en contarnos en una historia de origen y no repetición, por eso First Class se distingue de las cuatro entregas anteriores. Toma elementos conocidos, pero aporta muchos otros.

Al final, observamos el inevitable cambio de los personajes; este cambio deja nulo la escena inicial de The Last Stand y la final de Origins Wolverine. Charles, aún con cabello, termina en silla de ruedas, pero con un ideal: abrir un instituto para jóvenes con talentos especiales, los mutantes del futuro, los héroes del mañana que preferirán el anonimato, pero que resguardarán el mundo desde ahí. Por el otro lado, está Eric, quien deja ese nombre y se convierte en Magneto, lo genial de esto es que el traje, aunque un trato cutre, es muy parecido al visto en los primeros cómics, y el detalle del casco es invaluable. Así termina la historia que lo inició todo, la amistad y la posterior ruptura del Profesor X y Magneto, el nacimiento de la Hermandad de mutantes, con Mystique, Angel, Riptide, Emma Frost y Azazel de ese lado, y los X-Men, con Banshee, Havok y Beast, del otro. Creo que mi impresión general es obvia, salí de la sala de cine contento en verdad, porque después de casi seis años, una de mis sagas favoritas, volvía a encaminarse por la senda correcta, de forma memorable y justa.

Ajustes en la línea de tiempo, cameos, referencias y menciones:

Dejamos expreso que, a nuestro parecer, no se trata de un reinicio, es más una precuela con notables toques de emprender algo nuevo, pero la esencia de las anteriores películas, al menos las dos primeras, se encuentra ahí. Es por eso que algunos fans han decidido situar la primera trilogía a mediados de los años noventa, y no en el dos mil para adelante, así se encaja, más o menos, la edad de algunos personajes. Suponemos que tanto Mystique como Beast tienen una esperanza de vida más larga que el resto de personas, por tanto, verlos en las anteriores películas no tan desgastados, es aceptable. Lo mismo para Charles que es tan joven, que es casi imposible imaginarlo en silla de ruedas y con mucha edad en unos años, por eso situarlo en los noventa, lo mantendría parejo a la línea temporal. Mencionamos que First Class deja imposibilitado el inicio de The Last Stand, donde vemos a un andante Xavier y a un amigable Eric ir tras Jean Grey, lo mismo pasa con Origins Wolverine, donde Xavier hace acto de presencia y rescata a Scott Summers; sin mencionar que Emma Frost también aparece en la película. Son cosas que, por ahora, no tienen una explicación y están en el “aire”, pero no se descarta que puedan tener una explicación sincera en una futura secuela, mientras tanto lo tomaremos con precaución.

Creo que el cameo más importante y el que más atención consiguió, fue la aparición de Hugo Jackman como Wolverine, en una escena más que divertida, adjuntada ya entre las mejores apariciones sorpresas en cintas superhéroes, junto a los de Stan Lee. Por otro lado también tenemos a Rebecca Romijn-Stamos, la original Mystique, quien aparece brevemente cuando Jennifer Lawrence intenta seducir a Eric tomando la forma de una mujer más adulta. Y aunque no está confirmado, se dice que un joven Scott Summers también hizo acto de presencia, lo vemos cuando Charles usa por primera vez a Cerebro y encuentra a los primeros mutantes, él está con unas gafas de sol y juega con un balón, aparece a un lado de la pantalla. Una aparición más evidente, es la de una pequeña Storm, quien aparece en un primer plano con un cuaderno. No sé han detectado más mutantes, pero si duda, un dato curioso, es ver a un pequeño sentado en una silla sosteniendo un cómic que no es otra cosa que uno de las primeras publicaciones de los X-Men.

Se hace mención a William Stryker, padre de Jason Stryker, ambos piezas fundamentales de la trama de X2, por parte de su padre, al que solo llamaremos Stryker Abuelo, quien tiene una activa participación en la cinta como miembro de la CIA y superior de Moira MacTaggert, interpretada por Rose Byrne. No hay escena post-créditos.

Finalizamos invitando a todos ir a ver X-Men: First Class; la película dirigida por Matthew Vaughn no los defraudará. Vayan y, si pueden, lleven amigos, pasarán dos horas de buen entretenimiento. Aquí, en SuperHéroes Al Cine!, otorgamos a First Class 5 de 5, el puntaje más alto en lo que va de la nueva década.


Pueden visitar la ficha técnica con posters, trailers, info y archivos sobre la película haciendo clic en el banner que se encuentra arriba de las entradas, o entrando al siguiente enlace: 'X-Men: Primera Generación' en SuperHéroes Al Cine!

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